¡Venga a Eritrea y conozca la ceremonia del café!
Por: Anwar Yussef Afewerki Nasser
Diariamente, son millones las personas que toman café alrededor del mundo. Para el 2010, según un informe encontrado en el Depósito de Documentos de la FAO, se proyectaba que fueran aproximadamente unos 117 millones los sacos consumidos en el planeta, y la cifra sigue en aumento. No obstante, para muchas personas tomar café es una actividad casual, rutinaria y hasta insignificante, que no trae explícitamente ninguna importancia. Por ejemplo, si tiene sueño y necesita estar despierto, (como es el caso de muchos estudiantes de una universidad colombiana, El Externado de Colombia, cuando tienen que prepararse para los exámenes de Análisis de Política Internacional, especialmente si su docente es Jerónimo Delgado) tome café, eso lo estimulará y lo mantendrá despierto.
Persona consumiendo un producto elaborado con café
Asimismo, cabe
decir que como el ejemplo anterior hay muchos: consumir café es algo tan común
que prepararlo y beberlo no implica complicación alguna. No obstante, es
necesario decir que si bien el común denominador puede corresponder a lo
mencionado anteriormente, también, tomar café puede traer consigo implícitamente
un acto ritual, por ejemplo, muchas personas se sientan a conversar tomando
café, y, aunque el acto principal es conversar, consumirlo juega un papel
importante dentro de la reunión.
En fin, esta
bebida es importante en el mundo, pero lo es más para unas comunidades que para
otras, bien sea porque estas dependen económicamente de su cultivo y
exportación, o porque históricamente han estado ligadas a su consumo. Éste es el
caso de los países del cuerno de África, donde tomarlo se convierte literalmente
en una ceremonia.
Tanto para los
eritreos como para los etíopes, quienes comparten rasgos comunes debido a su
cercanía e historia compartida, cada vez que se va a tomar café se debe llevar a
cabo un acto ritual. Para ellos, no es tan sencillo como ir a un Juan Valdez, o
a un Starbucks, y pedir un café de montaña, o de la sierra, o cualquier otro, y
pagar unos cuantos pesos, dólares o nafkas (la moneda de Eritrea) a cambio. No,
para degustar café hay que hacerlo en todas sus facetas, desde el aroma hasta la
bebida.
Pero, ¿Por qué
tanta complicación por una simple infusión? Pues bien, si tenemos en cuenta que
esta famosa bebida provino de la antigua Abisinia, lo que corresponde a la
actual Etiopía, país del que hizo parte Eritrea hasta 1993, se encuentra que
este grano posee un significado histórico para los habitantes de esa región. A
partir del cuerno de África, la bebida se propagó por todo el
mundo.
Según cuenta
la leyenda, un pastor abisinio, quien notó que sus cabras, al comer de un fruto
rojo proveniente de un arbusto aceleraban su actividad, decidió tomar un puñado
y llevarlos a un monasterio. Allí, un monje cocinó la semilla y tomó la infusión
resultante, pero debido a su terrible sabor la tiró al fuego. Cuando las
semillas se empezaron a cocinar en éste, ellos notaron que expedían un exquisito
aroma, y al monje se le ocurrió hacer la misma bebida pero ahora tostando los
granos previamente.
Video
Video que muestra una breve historia del café
Descrito esto,
es necesario decir que para los eritreos beber café implica hacerlo en
comunidad. Mientras ellos se reúnen cuentan chistes, hacen bromas, hablan de
temas familiares. Lo único que no se debe hacer en Eritrea es beber sólo el
café. En este orden de ideas, aspirar su aroma es fundamental y los eritreos
cuentan con un modo tradicional de prepararlo: los granos son colocados sobre
una bandeja llamada “Qallayah”, sobre la cual son tostados, generalmente en un
horno o estufa de carbón, conocido como “Kanun” o “Farnello”. Una vez cocidos,
los granos se machacan, en el “Fandak”, una especie de
yunque.
Para hervirlo,
se utiliza el Jeneba, recipiente elaborado con arcilla, de base esférica y
cuello largo, por donde sale el café en ebullición. Éste se sirve en pequeños
vasos, y curiosamente, los eritreos lo hacen en tres rondas llamadas así: Awel,
Kale’i y Bereka, primera, segunda y tercera respectivamente. Igualmente, cabe
señalar que se suele acompañar con palomitas de maíz o con dulces, y por
supuesto, con el aroma del incienso.
Jebena. En este
recipiente se hierve el café en Eritrea.
Así pues, no está
demás decir que muchos eritreos se identifican entre sí gracias a la ceremonia
del café: hace parte de su cultura y los une como nación, más allá de las
diferencias que puedan existir entre una región y otra. Sin duda alguna, beber
café en este país es un arte, que implica mucho más que simplemente injerirlo,
cada paso de la preparación es un engranaje del ritual, en el que disfrutar el
aroma y sentir su sabor es fundamental. Y por supuesto, hacerlo en
comunidad.
La ceremonia del café es
fundamental en la cultura eritrea
Finalmente, si
acepta la invitación de su excelencia Isaias Afewerki y decide venir a conocer
nuestro país (que estamos seguros, le encantará), no
olvide llevar un poco de nuestras exquisitas e inigualables variedades del
grano: "Al-Harari" y "Al-Luqmati". Es casi una certeza que no encontrará calidad
equiparable en el mundo. Y por supuesto, prepárelo con nuestro estilo, por eso
esté atento a todos los pasos de la ceremonia. Recuerde: los eritreos hemos
tomado esta bebida por milenios y fuimos los primeros en descubrir sus bondades
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